Una de cada tres personas discriminadas lo son por edad o religión

En Juárez, 12.8 por ciento de la población sintieron maltrato o discriminación en 2019; edad, religión, discapacidad y lugar de origen en el país son los principales motivos
Una de cada tres personas discriminadas lo son por edad o religión
Por Diego Villa

En Juárez, 12.8 por ciento de la población sintió maltrato o discriminación en 2019, reveló el Informe Así Estamos Juárez 2020, de la asociación civil Plan Estratégico de Juárez.

No obstante, al desplegar los resultados por género, los hombres son quienes percibieron mayor discriminación (13 por ciento de la población contra el 12.2 de las mujeres). Resalta además que de los casos declarados de discriminación que percibió la ciudadanía, el 21 correspondían a casos por motivo de edad. De esa cantidad, el 42.8  por ciento se trata de personas adultas mayores. En otras palabras, 4.5 de cada 100 personas mayores de 60 años sintieron discriminación simplemente por su edad.

Los otros motivos de discriminación más recurrentes fueron la religión (11.8 por ciento), y con un 9.7 por ciento cada uno de los casos, el lugar de origen (dentro del país) y la discapacidad.

Otros datos que resaltan son el que más mujeres que hombres son discriminadas por su orientación sexual, mientras que más hombres que mujeres sintieron ser discriminados por razón de género.

A través de la siguiente gráfica podrás navegar y conocer la recurrencia a cada motivo de discriminación, y cuánta población la sufre, por género y rango de edad.

¿Qué es discriminación?

Reconocer que discriminamos o que somos discriminados puede ser difícil. Es aprender, quizás, que algunas cosas que hemos aprendido de nuestra familia o nuestras amistades, de cualquier persona que pueda ser nuestra guía en algún momento de nuestra vida, pueden no ser las más indicadas para la convivencia de todas las personas. Es aprender que, tal vez, estamos replicando comportamientos que dañan o que estamos permitiendo que se nos dañe. Y no es un daño físico necesariamente, pero se pueden dañar los derechos nuestros o de los demás –derecho al tránsito, a la libertad, a la libertad de expresión, a una vida libre de violencia; en general derechos económicos, sociales y culturales­–.

Entendamos discriminación como “dar un trato desfavorable, de desprecio e inmerecido, ya sea intencional o no, a una persona o a un grupo, por atribuirles características devaluadas; asimismo, tiene como efecto imponerles obligaciones o desventajas e impedirles el acceso a la igualdad real de oportunidades y derechos”, de acuerdo con la CNDH.

La discriminación puede ser consecuencia de ideas que ya están instaladas en nuestra mente y no estamos siempre consciente de ello. La discriminación, pues, puede ser consecuencia de estereotipos y prejuicios.

Los estereotipos son ideas que tenemos sobre un grupo específico de personas, y no siempre son negativos. Por ejemplo, se tiene la idea de que las personas adultas mayores son muy sabias (estereotipo positivo, determinado por la idea de que este grupo poblacional ha obtenido más experiencias de vida, dada su edad); son más propensos a tener arrugas en la piel (estereotipo neutro, debido a que físicamente las arrugas pueden ser un signo de madurez física), o que son muy lentas (estereotipo negativo basado en la idea de que la madurez física genera deterioro en la movilidad). El problema con los estereotipos es que generalizan; es que identifican a todas las personas de un grupo como iguales por compartir una característica específica. Podemos cuestionar los estereotipos que tenemos al recordar que cada persona tiene características propias que la definen como única.

Por su parte, los prejuicios son ideas que adoptamos sin cuestionar, y que nos predisponen emotiva o afectivamente. Al igual que los estereotipos, los prejuicios no son necesariamente negativos, en tanto no dañen los derechos de las demás personas.

Por ejemplo, Raquel le pide bailar a Luis, pero él se negó. Luis no la discriminó, simplemente eligió no bailar con ella, y no la excluyó de la fiesta ni le impidió bailar con otras personas. Por otro lado, Paty llegó borracha a la fiesta y empezó a insultar personas, por lo que decidieron llevarla a su casa y no dejarla volver a la fiesta. Este tampoco es un acto discriminatorio porque Paty tenía una actitud violenta que dañaba la armonía de la fiesta. Asimismo, Carlos no fue a la fiesta porque no quería ver a Alfredo y Johana (a quienes considera “muy fresas” y le caen mal). Tampoco existe discriminación, dado que evitó el contacto con gente que no le agrada.

Por el contrario, si Sandra excluyó a María y Juan (de la comunidad ralámuli) del equipo de la clase de historia para hacer una maqueta porque Sandra se desespera porque María no habla bien español y Juan tiene que traducir del ralámuli, Sandra está discriminando a su compañera y a su compañero, al negarles su derecho a trabajar con el equipo y al segregarlos.

Este artículo enuncia mecanismos por los cuales un tipo de discriminación, el racismo, puede afectar a la salud mental: la discriminación por parte de las instituciones hace más difícil (si no imposible) subir escaños en la escala social; las experiencias de discriminación pueden generar tanto estrés que se puede ver afectada la salud mental de las víctimas, y, además, el aceptar el estigma de ser menor que alguien más solo por ser parte de un grupo puede llevar al deterioro en el funcionamiento psicológico de la víctima de discriminación.

El documento analiza la discriminación como un fenómeno también de salud mental pública, y sugiere el empoderamiento de los grupos minoritarios para hacerle frente a la discriminación, vistos los resultados de la estrategia actual que consiste en solo castigar la discriminación. También asegura que la discriminación puede ser un rasgo de sobrevivencia de nuestros ancestros, pero reconoce que entre más avanzada y madura sea una sociedad, los prejuicios y estereotipos se debilitarán al grado de no importar. La discriminación desaparecería, asegura, en tanto más conocimiento haya sobre el tema, más nos cuestionemos lo que sabemos y más valoremos la diversidad, y más empoderamiento se interne en los grupos en situación de vulnerabilidad.

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