Ciudad Juárez, Chihuahua.– Las inteligencias artificiales supusieron un hito en la historia del desarrollo tecnológico del siglo XXI. Estos sistemas de software utilizan algoritmos y modelos matemáticos para procesar datos y tomar decisiones. Por lo tanto, ¿qué pasaría si le preguntamos a una inteligencia artificial lo que opina de la corrupción? Para este experimento, utilizaremos ChatGPT, uno de los referentes más famosos, en su versión 3.5.
De acuerdo con el mismo ChatGPT, cuando se le pregunta algo fuera de los modelos logicomatemáticos, como asuntos sociales, su enfoque se centra en comprender el contexto, las perspectivas y el impacto humano, mientras me baso en evidencia, valores éticos y consideraciones de soluciones a largo plazo.
La corrupción y sus aristas
Al preguntarle de quién es culpa la corrupción, ChatGPT responde: “Determinar la culpa de la corrupción es un tema complejo y multifacético, ya que puede involucrar a una variedad de actores y factores. Es importante reconocer que la culpa de la corrupción no siempre recae exclusivamente en un único grupo o individuo, sino que puede ser el resultado de una interacción compleja de diversos factores. Abordar eficazmente la corrupción requiere un enfoque integral que aborde las causas subyacentes y promueva la transparencia, la rendición de cuentas y la integridad en todos los niveles de la sociedad”.
Al preguntarle de quién es responsabilidad de que esto no crezca, la IA dice: “La responsabilidad de prevenir y combatir la corrupción recae en múltiples actores, tanto a nivel individual como institucional, como los ciudadanos, gobierno, instituciones anticorrupción, sector privado y sociedad civil. La prevención y la lucha contra la corrupción son responsabilidades compartidas que requieren el compromiso y la colaboración de diversos actores en la sociedad. Es fundamental promover una cultura de integridad, transparencia y responsabilidad en todos los niveles de gobierno y sociedad para combatir eficazmente la corrupción”.
Esta opinión se parece mucho a la predominante en las encuestas de percepción. Por ejemplo, en el Informe de Corrupción en Juárez 2023, los datos revelan que el 82 por ciento de la corrupción es responsabilidad tanto de la ciudadanía como de las autoridades; sin embargo, como ya explicamos antes, la corrupción es culpa del Gobierno.
¿Cómo responde ChatGPT a los argumentos de por qué la corrupción es culpa del Gobierno?
Ante este señalamiento, la IA responde: “Si bien es cierto que el Gobierno tiene una responsabilidad primordial en la lucha contra la corrupción, también es importante reconocer que la sociedad en su conjunto, incluidos los ciudadanos, el sector privado y las organizaciones internacionales, desempeñan un papel crucial en este esfuerzo. La erradicación de la corrupción requiere un enfoque integral y la colaboración de múltiples actores para ser efectiva”.
Es cierto que el papel de la sociedad es necesario para afianzar los cambios; pero, por definición, la corrupción solo se da cuando hay una autoridad utilizando su posición para beneficio personal. Entre particulares puede ser fraude, espionaje industrial o competencia desleal. Ahí es donde ChatGPT concede el punto y comienza a cambiar su perspectiva. La inteligencia artificial está aprendiendo.
A final de cuentas, si un Gobierno no acepta ningún tipo de soborno o cae en prácticas que violen la ley, por más que las y los habitantes traten de ofrecer dinero a cambio de favores el delito de corrupción no se consuma. Cada acto consumado es uno en el que las autoridades decidieron participar.
En ese sentido, ChatGPT hace la siguiente reflexión: “Absolutamente, estás en lo correcto. La corrupción implica la participación de al menos un agente gubernamental que abusa de su posición para obtener beneficios personales o privados de manera indebida. Si un funcionario público rechaza el soborno o cualquier intento de corrupción y actúa con integridad, no se puede hablar de corrupción en ese caso particular.
La integridad y la ética en el servicio público son fundamentales para prevenir y combatir la corrupción. Cuando los funcionarios públicos actúan de manera ética y respetan las leyes y regulaciones, contribuyen a fortalecer las instituciones y a promover la confianza en el Gobierno”.
Así es como comienza a generarse un cambio.