Ciudad Juárez, Chihuahua.– La construcción de infraestructura peatonal adecuada es un tema crucial que los Gobiernos deben considerar en sus proyectos de obras públicas. A propósito de la cobertura en medios locales sobre que las personas de la zona del distribuidor Talamás denuncian la falta de infraestructura peatonal, vale la pena recordar que las obras viales también deben considerar en su diseño a quienes utilizan medios no motorizados para transitar por la ciudad.
Su inclusión no solo responde a necesidades de seguridad, sino que también impacta positivamente en diversos aspectos sociales, económicos y ambientales.
¿Por qué considerar a quienes no usan vehículos no motorizados en las obras viales?
Una de las principales razones para priorizar la infraestructura peatonal es la seguridad vial. Las calles mal diseñadas o sin espacios destinados a los peatones incrementan el riesgo de accidentes, como atropellos. Datos del informe Así Estamos Juárez revelan que durante 2023 se registraron 326 casos de atropellos en la ciudad. Garantizar que los transeúntes puedan desplazarse sin peligro debe ser un compromiso en toda obra pública.
Otro punto clave es la equidad y accesibilidad. No todas las personas tienen acceso a un automóvil, y contar con infraestructura peatonal permite que niños, adultos mayores, personas con discapacidades y quienes no tienen vehículo puedan movilizarse de manera segura y eficiente. Este enfoque asegura que las ciudades incluyan a todos sus habitantes.
Además, el diseño de calles y espacios pensados para caminar tiene un impacto directo en la salud pública. Fomentar el uso de espacios peatonales invita a la gente a caminar más, lo que contribuye a reducir problemas como la obesidad y las enfermedades cardiovasculares, causadas por el sedentarismo. El mismo informe Así Estamos Juárez indica que solamente el 11 por ciento y el 9 por ciento de las y los habitantes se desplazan caminando a sus centros de trabajo y a lugares de diversión caminando.
La potencial mejora a la calidad de vida
A nivel ambiental, la infraestructura peatonal también juega un rol importante en la reducción de la contaminación. Al ofrecer alternativas, se disminuye la dependencia de los vehículos que emiten gases contaminantes, lo que contribuye a mejorar la calidad del aire y a reducir la huella de carbono de las ciudades.
Por otro lado, una ciudad con espacios diseñados para peatones mejora su calidad de vida. Las zonas peatonales bien planificadas no solo promueven la convivencia social, sino que también dinamizan la actividad económica local, volviendo los entornos más atractivos para residentes y visitantes.
Finalmente, integrar infraestructura peatonal es esencial para un desarrollo urbano sostenible. Este enfoque permite aprovechar mejor el espacio disponible, evita la expansión desordenada de la ciudad y mejora la planificación general de la movilidad, asegurando un crecimiento urbano responsable y eficiente.
Es vital que los Gobiernos incluyan la infraestructura peatonal en sus proyectos de obras públicas, pues esto no solo mejora la seguridad y accesibilidad, sino que contribuye a crear ciudades más equitativas, saludables y sostenibles para todas y todos.
Foto: Cortesía / YoCiudadano